El viaje de Ozymandias (IV). El Azote de la Estrella Cinérea.
Cuarta batalla de la segunda cruzada azkabanita.
En las últimas semanas, Ozymandias el Trascendente había obtenidos grandes victorias contra sus enemigos, y la gran obra estaba a punto de completarse. Los pylones necrones se estaban erigiendo en numerosos planetas, y el cerco a la disformidad se completaba.
Ni las hermanas de batalla, ni los pútridos servidores de Nurgle o los templarios negros eran ya una amenaza en el sector. Menphis Prime estaba a salvo y las reliquias de Solemnace continuaban guardadas sin que intromisión alguna pudiese perturbar su paz.
Esto mismo fue lo que atrajo a Ashkor el Cazador, un paladín de Khorne que estaba sembrando el caos por todo el sistema, sin que enemigo alguno pudiese enfrentarse a él. Todos perecían y, ahora, enterado de la magna obra de los necrones, estaba deseoso de sembrar toda la ira de su amo Khorne contra ellos.
Era el más temido de los generales y el más agresivo de los guerreros. Se decía de él que podía acabar con una docena de astartes sin que una sola espada pudiese tocarle. Las historias llegaron a Menphis Prime mucho antes de que lo hiciese la Legión Negra.
Pero cuando lo hizo, se notó.
Las tropas del caos no llegaron en pequeños números o en bandas desorganizadas. Llegaron en la forma de una inmensa flota de ataque que obligó a los acorazados necrones a retirarse para una lucha larga de asaltos y retiradas. En superficie, las tropas del caos embistieron con una potencia inhumana, desplegando a enormes máquinas de guerra y titanes cuyos pasos resonaban por todo Azkabán.
Ante la magnitud del enemigo, Ozymandias tomó como responsabilidad personal defender el sistema contra el Cazador y despertó a las legiones. Tampoco despertó a una pequeña hueste canóptica ni a un comando de élite, no. Ozymandias levantó a la mitad de las legiones: una centena de tesseriaons con todos sus vehículos de guerra, sus cohortes de destructores y toda la artillería a su alcance.
Incluso mandó despertar un fragmento de Mag'Ladroth.
El conflicto fue apocalíptico. La muerte se extendió por el sistema y la guerra estuvo en un punto de tensión durante semanas. Ambos ejércitos se causaron daños que perdurarían durante eones. La gran campaña se decidió a las puertas de Azkaban Prime.
Entre sus muros ruinosos, Ozymandias y los suyos lucharon contras Ashkor y su banda de guerra demoniaca. Fue la mayor batalla de su tiempo. Incluso la legendaria falange de inmortales Karnak pereció allí, y tardaría generaciones en repararse hasta su nivel de eficacia previo. Algo similar a lo que sucedió con los ingenios demoniacos que Ashkor mandó contra los necrones. Estos se estaban viendo superados y solo la heroica supervivencia de las Espadas de Amón-Maat, la guardia personal de Ozymandias, pudo salvar la no-vida de este.
Los escarabajos, como siempre, fueron MVP.
Lo que contaba la leyenda era cierto. Ashkor despachaba a los necroguardias de seis en seis. Incluso estos tuvieron que retirarse ante la ira del caótico bendecido. Pero hubo una figura que no se retiró. Orzydiash el Viejo, el tecnomante supremo de Menphis Prime, no había venido a combatir contra la magia y la hechicería como cualquier otro. Siendo un humilde tecnomante, demostró a las fuerzas del caos que la ciencia estaba muy por encima de cualquier superstición.
Y cuando Ashkor se lanzó sobre él, hacha en mano, para demostrarle lo equivocado que estaba, Orzydiash sobrecargó al máximo su bastón voltaico y disparó sobre el cazador. Sus moléculas se separaron y de Ashkor no quedaron ni las cenizas.
Menphis Prime estaba a salvo. El reino de Ozymandias estaba a salvo. Y la paz podría imponerse de nuevo ahora que el rey se añadía un cuarto título nobiliario a su corona.
Gran Rey Ozymandias,
El Trascendente,
Lider Supremo y Guardián de los Nihilak,
Némesor y Soberano de Menphis Prime,
Ira de los Cielos, el que Ordena el Caos,
Soberano de Todos en nombre de Szarekh,
Opresor de las Mártires Traidoras,
Desoxidador del Pútrido Propósito,
Rompedor de Templadas Cadenas y
Azote de la Estrella Cinérea.
Así concluía el cuarto canto de Zekelkán el Impasible.
Sin darse de cuenta, de que las moléculas de Ashkor el Cazador, volvían a ensamblarse...
Szarekh ascendant.
Solaris ascendant.
Saguardia ascendant.
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