El viaje de Ozymandias (III). El Rompedor de Templadas Cadenas.

 Tercera batalla de la segunda cruzada azkabanita. 

Zekelkán el Impasible, Guardia Real de Menphis prime, se había colocado a los pies de su señor, Ozymandias el Trascendente, para cantar delante de él las gestas heroicas que el soberano necrón había alcanzado. Era un momento ideal para el ceremonial, pues los templarios negros del Mariscal Sedric Zydwiege acababan de desembarcar muy cerca de las nuevas posiciones de los Nihilak, y su ataque era inminente.

Según el ceremonial, el Líder Supremo necrón no debía entrar en combate hasta que el último de sus títulos se hubiese recitado debidamente. Y esto era un problema para Ozymandias, pues estaba ansioso por descargar su hoja de vacío sobre esos humanos grotescos. Sin embargo, debía esperar a que concluyese el ceremonial.

Hoy el clásico. Templarios vs. Necrones. 

Los templarios negros avanzaron hacia la ciudad. Oleadas de cruzados y dreadnoughts redemptor penetraban el perímetro necrón. Y Zekelkán empezó a recitar:

“…Lider Supremo de los Nihilak, señor de Menphis Prime, Constructor de templos….”

Las escuadras de cruzados ya estaban muy cerca. Los dreadnoughts despedazaban edificios y necrones a su paso.

“…Seguidor de las tradiciones, Generoso portador de dádivas…”

Las líneas chocaron. Los templarios lanzaron sus gritos de guerra. La matanza comenzaba y los enjambres canópticos volaban hacia el enemigo.

“…Señor de muchos dones, Protector de los Justos, Ira de los cielos…”

El contrataque necrón fue contundente. Inmortales y necroguardias se adelantaron a la lucha. El enemigo estaba cada vez más cerca.

“…El que ordena el caos, El que ha subyugado a los Krork, el Eterno… “

Los templarios perecían cuando las disciplinadas hojas de la necroguardia los aniquilaban. Pero los dreadnoughts avanzaban. Estaban a solo unos metros del Líder Supremo. 

“…El que ha mirado a los Cielos, el Afortunado, El que vive en la muerte…”

El mariscal templario rugió un desafío contra el Líder Supremo al ver como todos los marines espaciales cruzados perecían bajo el fuego gauss e incluso los dreadnoughts se veían obligados a retirarse.

“…El que cruzó los Eones, el Gran Kynazh, el señor de la flota Alpha…”

Varias explosiones sacudieron el campo de batalla cuando los dreadnoughts marines espaciales detonaron con toda su munición. Entre los restos, los necrones prevalecían.

“…Soberano de todos en nombre del Rey Szarekh, Guardián Nihilak…”

El Mariscal Sedric Zydwiege corrió desesperadamente hacia el líder supremo. Pero nunca llegó hasta él pues, en su camino se cruzó Zekelkán el Impasible, todavía cantando. El Mariscal levantó su hacha y decapitó de un golpe al Guardia Real. 

“…Opresor de las Mártires Traidoras…”

Mientras el cuerpo sin vida del Mariscal Sedric Zywiege recibía los últimos impactos gauss y su carne se desvanecía en polvo galáctico, Zekelkán recogía su cabeza decapitada, que seguía recitando sus últimos versos…

“…y Desoxidador del Pútrido Propósito.”

Ozymandias el Trascendente descendió la escalinata hasta su Guardia Real y le hizo arrodillarse. Después descargó un golpe engramático sobre él, molesto por no haber podido llegar a intervenir en la lucha. 

“Espero, Zekelkán, que la próxima vez seas más rápido encumbrando mi gloria.”

El Guardia Real se inclinó humilde, aceptando el reproche y temiendo una nueva descarga.

“Y no olvides añadir este último” Dijo Ozymandias, rasgando el tabardo del difunto templario negro con la hoja de su dáculus. 

“El Rompedor de templadas cadenas”





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