MTS 2022: Trazyn el Infinito visita Plasencia.

Solo quedan unas semanas...

 


La sorpresa inundó a Trazyn el Infinito cuando aquellas palabras fueron pronunciadas.

¡Matrimonio!

Cómo era eso posible. Un matrimonio entre necrones. ¡Inaudito! Quién iba a decirle a Trazyn el Infinito, señor supremo de Solemnace, arqueovista de las galerías prismáticas y guardián de innumerables tesoros, reliquias y hallazgos, que llegaría a sorprenderse por la que había sido una practica tan corriente eones atrás.

El objeto del matrimonio era consolidar la herencia dinástica, de eso no le cabía duda, pero también había un componente reproductivo en la institución. Y hacía más de sesenta millones de años que no nacían niños necrontyr. Ya no había nuevas generaciones. Por lo tanto, la idea del matrimonio se le antojaba absurda.

Y, sin embargo, allí estaba: plantado delante de la Corte Real de Khatra para ser informado del próximo matrimonio de Upteris, rey del sistema, y Nefteris, Duquesa del Vacío en el sector Jericó. El que había sido uno de sus mejores amigos en vida mortal le invitaba a su boda con una extranjera para afianzar la unión de ambas dinastías.

Definitivamente, Trazyn ya lo había visto todo.

Al menos, hasta que su buen Upteris le apartó a un lado y le pidió un favor. ¡Anillos! El marido necesitaba un anillo a la altura de su regia esposa. O un regalo, eso no le importaba. Lo que quería, era un presente, una dote. Y el muy inútil no había sido capaz de encontrar nada lo bastante bueno en su maldito reino. Eso explicaba la repentina invitación que llegó a Solemnace durante los días previos. El canalla de Upteris quería que Trazyn le vendiese a su corte algún tesoro de incalculable valor.

En el fondo, Trazyn se sentía halagado.

Y, ya que estaba, por qué no iba a satisfacer los deseos de su amigo y de su nueva esposa. No había motivos para desentenderse ante lo que podía ser una oportunidad para sacar provecho. Upteris quería un regalo y Trazyn estaba en disposición de satisfacerle. Pero no iba a ser una tarea sencilla. Casualmente, el arqueovista supremo estaba al tanto de la existencia de magníficos tesoros en el sector Jericó. No meros minerales ni extraños abalorios disponibles en Solemnace en cámaras rebosantes… no. Tal vez tesoros con un valor realmente notable; transpositanium, fragmentos de la Estrella de las Eras, hipermateria espectral… un hueso de la reina Inglaterna. Algo que atrajese su atención como gran historiador de la galaxia.


Skketh su annt zeh tseketis cosmonit lomo annt Upteris.
(Me llevaré el lomo cósmico antes de que Upteris lo huela).


Así pues, Trazyn previno a Upteris de sus intenciones y mandó convocar a sus legiones. No haría falta un gran despliegue: apenas una legión de reclamación bastaría para conseguir el deseado premio y desaparecer antes de que los mortales pudiesen notar la substracción. Era un plan perfecto y sabía que a Upteris le encantaría. Tanto le gustó a este que también decidió unirse a la búsqueda y aportar sus propias tropas. La carrera había comenzado. A la señal del arqueovista, su pequeña hueste de ladrones se introduciría en lo más profundo de Jericó y volvería cargada de magníficos presentes.

Que los más valiosos fuesen para Trazyn solo era un detalle sin importancia.


¡Nihilak ascendant!

¡Solaris Sol Inmortalis!




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