VIII GT de Valencia (2023).

 

Buenas noches, amigas y amigos del blog.

Finalizó ayer el VIII GT de Valencia, y las legiones de Solaris visitaron la preciosa ciudad levantina para defender el honor de Szarekh, último de los Reyes Silentes. Ha sido una visita fugaz y magnífica que, además, se ha saldado con resultados excelentes. Muchas gracias a toda la organización y a los infinitos amigos (y familia) que me acogieron allí. En particular, muchas gracias a Turno Eterno y su equipo en las sombras Turno Hermano, con los que volví a compartir momentos cojonudos y un warhammer excepcional.

Buenas mesas, buena gente, buen todo. 

Y ya entrando en materia, fue un evento de cinco rondas y muchos madrugones. Tocaba desempolvar el gauss y volver a sacar mi preciosa lista de 34 destructores. Aquí se viene a exterminar a las razas menores. El que saca destructores y puntúa es un parguela. Empecé jugando contra un Ynnari con la típica lista de Encarna, algo de artillería, muchos psíquicos, caminante, helions drukkari y la buena sopita arlequín. Fue una partida igualada que el exceso de suerte acabó por decantar a mi favor, especialmente cuando Encarnación fue incapaz de matar a una unidad de Skorpeks en una sola fase, luego estos lograron una carga de 11 que tiré por las risas o le dispersé los cinco rituales psíquicos al 4+. ¡Viva Szarekhan y su estratagema! Una suerte ridícula que fue pesando cada vez más hasta que concluyó con un 17-3 sobrado a mi favor.


Muerte a los orejas picudas.

La segunda partida nos enfrentó a Vicente el Vidente, un excelente equipo con el que hicimos no pocas migas. En este caso me tocó jugar contra Legión Negra, con el primo Abaddon a la cabeza. Por fortuna para mí, la desaparición de la armadura del desprecio me convierte en un counter muy potente contra las típicas listas de marines, así que a forzar la invulnerable sin piedad. Y así fue. Muy buena partida que se saldó definitivamente cuando el grueso de mi ejército concentró toda su potencia en la unidad de termis del caos. Fisiología para impactar sin rerrolls, +1 a la resistencia, No hay dolor de 5s… y maté a cinco de los termis. Con tal mala pata para mi desdichada rival, que los cuatro restantes huyeron TODOS por moral. Una pena que me abrió el 20-0 sin problemas.


Señor termi, le presento a la hyperphase reap-blade. 


En la tercera partida, muy cansados ya del intenso día, el enfrentamiento me llevó a luchar contra el nuevo Astra Militarum. Un enfrentamiento que mediría qué gunline se lleva el premio a la más potente. Por fortuna, es un ejército que me conozco bien, así que el enfrentamiento estaría bien medido. Lo típico: lemans con vanquisher, mucho mortero con la prima hermana de Creed (Trazyn me observa atento), mucha infantería, algún scion, los típicos kasrkins, sentinels… y un bonito Rogal Dorn. Tras un intenso tiroteo, la movilidad de Solaris se hizo notar y los tanques yacían ardiendo en mitad del campo de batalla sin que los humanos pudiesen evitar la llegada de más necrones. Ni siquiera la élite de kasrkin logró cambiar las tornas de la batalla, pese a dejar al rey con 5 heridas. Otro 20-0 para el Imperio Infinito.


Que el Astra dispara que te cagas es una realidad.

Y nos fuimos a dormir. A la vuelta, con otro madrugonaco a la espalda, le toco el turno a la cuarta ronda. Esta vez para nuestros amigos y compañeros de Infinity Warp. Jugué contra mi amigo Carlos, un custode que ya se conocía mi lista y bien sabía lo que podía pasarle a sus motos doradas. Me plantó cara el canalla y me fue echando unidades de comer para que las pasase por la trilladora. Un termi aquí y allá, algunos guardias, que si motos, que si Trajano me la agarra con la alabarda custode… Y al final terminamos en un bonito 14-6 a favor de la Dinastía del Sol, que habría sido un 15 si consigo desactivarle al 4+ la bomba que me puso y que me pasé tres turnos intentando apagar. No hubo forma: es el karma por las cinco dispersiones de la primera ronda.


Villacustode Town no puede tener dos reyes ni dos emperadores.

Y con la cuarta victoria bajo el brazo, le llegó el turno a One Dice Troll, donde me enfrenté a Guille, jugador de Mil Hijos que no hizo sino plantarme al señor Magnus el Rojo. Un duelo cara a cara entre el gigante de los pezones con cuernos y el rey silente. Único jugador capaz de destruir al rey en una de las partidas, me ofreció una partida muy técnica y un desafío interesante con el que cerrar el torneo. Fue una partida excelente, muy divertida y de las de estrujarse el coco, por lo que agradezco a este jugador su empeño y su buen hacer llevando al culto de la duplicidad y sus puñeteros teletransportes. Tras cinco buenos turnos de tenso equilibrio, la partida se decantó a mi favor llegando así al 11-9 para los necrones.


De aquellos polvos estos lodos. Protocolos de risa activados.

Como ya he dicho, una experiencia magnífica y cinco fantásticas partidas que llevaron a la dinastía szarekhana a lo más alto. Tan alto que oye, resulta que quedé tercero en la clasificación individual: nada mal para no jugar Tesoros de los Eones ni Maquinaria Antigua (bueno, esta última una vez). No es que la individual represente nada, pero tiene su gracia. Muy satisfecho con el fin de semana, con la gente con la que tuve oportunidad de jugar, excelentes generales todos, y con el compañerismo y el ambiente que se respiró entre nuestras mesas.


No confundirse, la individual no cuenta entre los equipos.
Había excelentes jugadores, mucho mejores que yo.


Y además estrené mi nueva caja imantada. 

Sin duda, volvería.

¡Solaris Sol Inmortalis!

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